Jue. Abr 25th, 2024

Llegando a la recta final…y menudo panorama. La política tradicional en franco declive, no logra convencer. El abanico de siglas bicolor intenta mantenerse a toda costa, suplicando el voto de maneras insólitas hasta ahora, ó deparando ridículos televisivos que no han hecho más que mostrar la cruda realidad del panorama actual.

La izquierda lejos de convencer a nadie, se ha embarcado en una campaña común a todas sus siglas con el “hay que frenar a los fachas”, exponiendo esto, frenar el avance de la derecha, como único fin de su existencia electoral. Nada de hablar del paro, que sigue creciendo con Sánchez, nada de las injusticias sociales que a los de abajo nos tienen hasta las tragaderas, nada de devolver las libertades que por uno o por otro se han ido cargando por el camino. Frenar a la derecha. Punto. Que si no, se quedan sin chiringuito, sin chalé y sin todos los lujos que el sistema capitalista que dicen combatir les proporciona.

El centro por su parte, intentando presentar caras nuevas, saneadas y incluso realmente válidas, que al primer paso deben hundir sus suelas en el barrizal que sus antecesores les dejaron. Sufre una crisis de identidad pues durante mucho tiempo han pretendido jugar a dos y tres bandas, pescando de aquí y de allá ante la falta de más opciones, y ahora que el abanico se ha abierto no tienen muy claro dónde desean poner el huevo. O dónde les conviene más, porque si algo tiene en común izquierda, centro y derecha es que todo lo que hacen, dicen y planean, lo hacen, dicen y planean en beneficio de sus siglas y sus posibles gobiernos.

La derecha tiene ya claro vencedor aun sin llegar a elecciones, llenando estadios a rebosar en una campaña donde Casado reúne a 600 en Vitoria, y Echenique 150 en Burlada. Posiblemente el resultado de las votaciones vaya en esa línea, por mucho bloqueo que se le haya hecho, por muchas puñaladas que el resto de siglas han dado a la Democracia intentando que no pueda presentarse, ó ya que no queda otra, que se les vea lo menos posible. Nada de igualdad para todos.

Y después tenemos a la extrema derecha. Esa extrema derecha que a nivel nacional mantiene sus “arderéis como en el 36”, con esos líderes que piden perdón por no liarse a ostias con los “fachas” de la tele. Esa extrema derecha que envía a sus mamporreros mediáticos a recorrer localidades donde Vox ha obtenido sus votos, para identificar a sus votantes públicamente cosiéndoles una estrella de David en el pecho. O una svástica, que lo mismo les dará.

Extrema derecha que en nuestra Navarra se viene arriba de la mano del nazionalismo, que ve bien pasear retratos de terroristas en actividades que llaman culturales, que impone un idioma que ni se quiere ni se necesita para ir colocando sus nuevos peones en el tablero, y que ahora, para colmo de hipocresía, abandera la foralidad tras la soberana metedura de pata de UPN, a la par que sigue intentando sepultar esa foralidad para incluirnos en ese delirio llamado Euscalherría….pero con sobre sueldo. Que nadie lo olvide.

Que sí, que UPN la ha metido pero bien. Teniéndolo todo para ganar en las condiciones actuales, ha hecho lo que nadie –salvo alguno de ellos- comprende. En su proyecto de Navarra Suma se ha agarrado a un ciudadanos que ya no tenía nada que decir, teniendo que marearse para justificar lo que todos estamos viendo estos días sobre fueros y autogobierno. Es como si ante el primer viaje del Titanic, su capitán como toda previsión por si vienen mal dadas, decida amarrarse al ancla del navío.

Quisiera decir algo a todo el que lea estas palabras. Por mucha cosas que quieran o necesiten UPN, Podemos, PSOE, Vox, PNV, y resto de siglas convocantes, todas sus necesidades y querencias ahora mismo están en nuestra mano. Por suerte las grandes siglas aun no han encontrado la manera de subsistir sin que la gente de a pie nos plantemos ante una urna a ejercer nuestro derecho.

Exceptuando a los fanáticos que toda sigla tiene, que por muchas realidades que les pongas delante seguirán vomitando lo mismo, el resto de mortales se supone que ya tenemos sentido común y raciocinio como para saber diferenciar qué voto es el que mejor nos va a representar, ó en su defecto, cuál es el que menos daño nos va a hacer.

Los que contamos con varias décadas sobre el lomo tenemos el dudoso privilegio de haber visto ya casi de todo, y tenemos una perspectiva que nos da ventaja a la hora de saber qué es lo que no queremos de nuevo, y saber votar en consecuencia. Hay que saber mirar al futuro aun cargando con las cicatrices del pasado, y tener bien claro qué Navarra queremos dejar a nuestros sucesores.

A día de hoy la situación es tan triste que sólo con saber si queremos que siga existiendo Navarra ya tenemos mucho ganado.

Así que no puedo más que pediros a todos que el domingo acudáis a votar, votéis en conciencia, y voto que honrado y trabajador no llegue a las urnas, triunfo para el vividor será.

Rogelio Taboada

Cantero artesanal, escritor e historiógrafo sangüesino

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