Vie. Abr 19th, 2024

No hay nada como un gobierno de izquierdas para que este apellido, esta palabra, Franco, sea cosa de la más rabiosa actualidad. Cualquiera diría que no saben vivir sin él, aunque mirándolo en profundidad, quizá sea verdad.

En tiempo record hemos pasado de un PSOE reivindicativo de la clase obrera, de un PSOE que criticaba los recortes, de un PSOE que daba ejemplos metafóricos de qué debía de ser la justicia social, la paz y el país del arco iris, a un PSOE que acuerda aumentar el gasto en armamento, a un PSOE que no revierte el medicamentazo, a un PSOE que abre las puertas a la inmigración más atroz que ha existido –y la subvenciona-, a un PSOE que todos los días nos regala una nueva subida de impuestos, a un PSOE que parece centrado únicamente en una actuación como todo motivo de su existencia: Desenterrar a Franco.

Se amparan –lejos de las políticas sociales, del bienestar de la población, de las injusticias salariales, y de todo eso de lo que antes tanto hablaban- que Franco no puede seguir en el Valle de los Caídos, que fue un dictador que accedió al poder sin la legitimidad de las urnas. La cosa es que nuestro actual presidente se encuentra en la misma situación, pues es presidente sin que el pueblo le haya votado, con la diferencia de que en el primer caso, en el caso del hombre al que pretenden profanar su lugar de descanso, se puede asegurar a ciencia cierta, desde una posición distante y aséptica, valorando únicamente sus actos desde un punto de vista histórico…que todo lo que hizo lo hizo por el bien de España y de los españoles.

Frenó a Ingleses, Alemanes y Americanos y les quitó las ganas de invadirnos. Con un bloqueo internacional que roza la criminalidad, logró levantar nuestro país hasta ser la octava potencia mundial. Construyó barrios enteros de casas para los más desfavorecidos, erradicando de España el chabolismo. Creó la seguridad social, instauró el descanso dominical, las pagas extras, y la no obligatoriedad de trabajar a las mujeres si así lo demandaban, y a los niños menores de 16 años.

Fomentó la natalidad haciendo que cada hijo fuese un valor real dentro de una familia, cobrando por decreto ley una cantidad por hijo, para siempre. Creó los pueblos de recolonización para revertir población a los núcleos rurales, otorgando todo tipo de facilidades y recursos a las familias que ahí se instalaran.

Y un largo suma y sigue de actuaciones demostrables que hizo este hombre por España y los españoles, al que ahora pretenden desenterrar.

Digo eso de demostrables porque aquí mismo, sin salir de Sangüesa, fácilmente encuentras gente que lo vivió, y que te relata sin reparos que un soltero en papelera cobraba por asignación un sueldo de 1.200 pesetas. Si se casaba, automáticamente disponía de cinco puntos más de asignación, siendo el precio de cada punto de 100 pesetas. Así con eso, si ese matrimonio que cobraba un sueldo de 1.700 pesetas al mes, deseaba comprar una de las viviendas que el régimen construyó en Sangüesa, dígase las casas de la Plaza 18 de Julio, o el Pino, o Mártires de la Patria, entregando una entrada de 9000 pesetas ya no tenían más que abonar una cantidad de 405 pesetas al mes en concepto de amortización de vivienda. Nunca de hipoteca. Y después llegaron los hijos. Por cada hijo, un punto de asignación. 100 pesetas. Puede resumirse todo afirmando que con Franco, una familia con dos hijos en Sangüesa, trabajando sólo el padre ingresaba mensualmente un sueldo de 1.900 al mes, del que dedicaban 405 pesetas a pagar su nueva casa. No hace falta ser un lumbreras de las matemáticas para trasladar proporcionalmente esa situación familiar, sus ingresos y sus costes, a nuestra situación actual para una familia con dos hijos, en la que sólo trabaje un progenitor y deseen comprar una casa nueva.

Pero nunca se habla de la otra dictadura. En Sangüesa, cuando nombras los tiempos de la dictadura siempre te hablan de la Dictadura de la calle Mayor, no de la de Franco. Te hablan de una dictadura donde familias de rancio abolengo apuntaban minuciosamente quién aportaba dinero al fondo de guerra para los voluntarios Carlistas que estaban en el frente, recriminando a alguno su falta cuando no se podía cumplir. Gente a la que avanzada ya la guerra, las madres de Sangüesa carentes de dinero en metálico entregaban sus joyas en beneficio de sus hijos combatientes, y a las que nada se les podía decir si días después, esas mismas joyas las lucía la mujer del tesorero en misa del Domingo.

Familias que posteriormente ejercían su férrea dictadura de favores, gestionando el racionamiento de las harinas, el azúcar o el textil. Familias todas ellas que a día de hoy, mira por dónde, sus descendientes son los que más aplauden el desenterrar a Franco por dictador. La mayoría de ellas reniegan de Franco y de la dictadura mientras se arropan de buen grado con ese esperpento llamado icurriña, pretendiendo que la memoria histórica sea también para olvidar de dónde vienen y a quién deben lo que en la actualidad tienen.

Porque sí, porque esos que ahora son tan rojos (ellos mismos presumen de serlo), tan demócratas y tan de izquierdas, deben todo lo que en la actualidad tienen al beneficio que sus familias obtuvieron en el pasado régimen. En la dictadura de ese Franco al que si les dejan, prenden fuego.

Diles hoy que renuncien a sus herencias por ser un legado franquista. Diles a los de Gabarderal, por ejemplo, que abandonen sus casas y derruyan ese pueblo construido por el dictador, para dar así cumplimiento a la Ley de Memoria Histórica.

Diles que….o mejor no les digas nada. Que estos hijos de franquistas, tardarán segundos en llamarte facha, nazi, ultraderechista robacríos…. e incluso franquista. Que para esto ellos también van al revés.

Tan al revés como éste PSOE presidencial, que ha accedido al poder gracias a la corrupción de una sigla, sin nombrar siquiera a la corrupción propia. Que esa parece que no es motivo ni de mociones, ni de dimisiones y, mucho menos, de manifestaciones.

Ayer me llegó un ticket de un restaurante, de una supuesta comida sindical de PSOE-UGT del 6 de Junio del presente, y que puedes ver como imagen de este artículo. Para ocho personas, un gasto de más de 49.000 lereles. Será, o no será verdad?

De serlo, como diría un amiguete mío:

Coño, mocé…que así también yo soy Rojo.

 

Rogelio Taboada

Hijo de cantero, y nieto de hortelano. Sin régimen.

 

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