Sáb. Abr 27th, 2024

Según el premio Nobel de medicina, Lorenz, los animales pueden experimentar sentimientos y emociones similares a los humanos. Así, el burro, el caballo o la vaca son favorables a que salgan al campo a pastar, pero, más tarde, vuelven raudos al establo porque saben que les espera el gran festín de trigo o cebada en el pesebre. El pesebre es calidad, es seguridad, es alimento que les cae del cielo como si fuera el maná de los israelitas. Del mismo modo, algunos políticos son dependientes del pesebre. No me refiero al pesebre de Jesús en Belén, sino al pesebre al que aspiran los políticos, del cual mana leche y miel y no se agota.

Próximas las elecciones, en mayo de 2023, las sedes de los partidos políticos han estado vacías durante estos tres años, pero, al venir el sufragio, personas de toda índole se pasan por ellas para preguntar: ¿qué hay de lo mío? ¿No podría ser concejal, parlamentario o diputado? Y ponen todos sus méritos encima de la mesa del líder para convencerle que ama a su pueblo, a su ciudad o a su Navarra. Y se quedan tan campantes.

Por otra parte, hay personas que llevan años ocupando un puesto y desean seguir en el “chiringuito”. No encontrarán otro trabajo más seguro y más rentable fuera del mundo político.

Muchos aspirantes y pocos pesebres

Las pasadas elecciones de 2019 dieron un vuelco radical a nuestras mentes, acostumbradas al bipartidismo. Ahora es pentapartito. Hay muchos grupos, hay muchos aspirantes, hay muchos candidatos y pocos pesebres. Seguro que nacen y emergen partidos que desean dar un nuevo colorido al Parlamento de Navarra, a sus ayuntamientos y concejos, de forma que regionalistas y socialistas no van a poder conseguir la presidencia de Navarra con sus votos y necesitarán confeccionar alianzas con otros partidos minoritarios. Nos lo avisó el senador romano Tácito en el año 110 d.C.: “No tengas envidia de los que están encaramados en la cima, porque lo que parece altura es un despeñadero”.

En el primer cuarto del milenio, 2022-23, estamos asistiendo a hechos históricos jamás vividos y que, como las fichas del dominó, unas piezas arrastran a las otras en un descenso vertiginoso, fruto de la renovación o del fracaso electoral. Los reyes de Holanda y Bélgica dejaron paso a sus hijos, del mismo modo el monarca Juan Carlos abdicó en favor de su hijo Felipe, el Papa Benedicto renunció y conviven dos mandatarios eclesiásticos. Es decir, necesitamos sabia nueva, porque o cambiamos o morimos de inanición.

Ocho años en los cargos públicos, es suficiente

Después de muchos años en los cargos públicos, es la hora para que dirigentes navarros veteranos vayan retirándose a un lado, como les pasó a Zabaleta, Nuin, Mayorga, Barcos o Barcina que meditaron y renunciaron a su continuidad en política, ya que sumados los años hacen más de un siglo en el poder. El problema es que hablan de cambios para que todo siga igual. El pueblo navarro está pidiendo a gritos, por ejemplo, que se reduzca el parlamento y los socialistas y nacionalistas se oponen con unos argumentos baladíes y huecos de contenido. Los regionalistas desean rebajar el número, pero con la boca pequeña.

¿Cuál es la verdadera razón? Desean seguir viviendo a costa de los ciudadanos, sin crisis, sin ERES, sin despidos, y mantener el pesebre lleno de trigo de calidad, sin paja. Quieren mantener el puesto para ellos, para sus camarillas y para los históricos sin trabajo. Algunos llevan en el “machito” desde que militaban en Juventudes y han pasado de los 40 años. Han hecho de la política su forma de vida, ya que no tienen ni oficio ni beneficio fuera de ella. Como afirmaba el filósofo alemán Nietzsche: “El poder es el afrodisíaco más fuerte para toda persona”

Retirar las listas cerradas

Los partidos en sus asambleas generales tienen una oportunidad histórica para dar un aire renovador a sus listas. En especial, en algunos partidos, se debe cambiar el sistema electoral interno, para votar por zonas o por merindades, de manera directa, sin compromisarios y con la participación de los afiliados. Sin embargo muchas personas con cargos, que llevan 8, 10 y hasta 14 años, han enterrado la propuesta sin haber nacido. En UPN ya se viene realizando. ¿Podemos saber el motivo? El miedo a ser juzgados y valorados por los simpatizantes del lugar donde habitan, con la posibilidad de ser llevados al ostracismo o ser barridos en la siguiente legislatura. Es mucho más cómodo ir en una lista cerrada sin riesgos y de “tapado”. ¿No es más transparente ejercer una función pública ocho años, como máximo, y dejar paso a otros afiliados? Los partidos aparentan renovar con el 20%, es decir un pequeño baño de barniz. Esto quiere decir que algunos pueden permanecer dos décadas. ¿Renovación o continuidad?

¿Repetirá Chivite su deseo de escorarse hacia el separatismo de Bildu?

En las próximas elecciones del 2023 el mapa político puede cambiar de manera drástica y por ello regionalistas, populares y socialistas deben regenerar sus partidos, con aire fresco y mayor participación ciudadana. Hay que dejar al margen los personalismos y mirar por y para Navarra, aunque como afirmaba el presidente Cánovas del Castillo (1895): “no hay más alianzas que las que se rigen por el interés, ni las habrá jamás”. La unión del pentapartito, es decir, de los socialistas con toda la izquierda va a ser un objetivo para liderar otra vez esta comunidad.

El centro derecha debe ir unida, de lo contrario se alejará la gobernabilidad constitucionalista para alcanzar la presidencia del Palacio. Será la única forma de que los navarros mantengamos la identidad de Navarra, los fueros y el Convenio Económico. Por eso, “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”

Necesitamos unos partidos atractivos, que calen en jóvenes y mayores. La sociedad está desencantada porque los valores que venden los políticos no interesan a nadie, ni por sus ideas, ni por su forma de vivir y de comportarse, ya que muchos políticos han crecido en una familia modesta y sencilla y ahora viven como ricos y miran por sus intereses y no por el bienestar y la gobernabilidad de Navarra.

Como decía el presidente Kennedy: “Si hubiera más políticos que supieran poesía y más poetas que entendieran de política, el mundo sería un lugar agradable para vivir”.

Luis Landa El Busto
Historiador y escritor

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