Mar. Oct 8th, 2024

La presidente del Gobierno de Navarra podría ser la veleta de mi pueblo. Y digo esto porque la veleta, según pegue el viento, se vuelve para un lado o para el otro. El caso es quedar bien ante la ciudadanía y ante los medios de comunicación.

Como decía mi abuela: tiene más cuento que Calleja. Esos cuentos tan famosos, escritos con letra diminuta en libros pequeños, pero llenos de historietas bien contadas pero carentes de realidad. Así es la presidenta que habla mucho pero sus palabras son huecas de contenido. Frases largas como los escritos de Góngora, que para decir algo necesita muchas palabras y al final es mejor llegar a la misma conclusión de modo rápido y sencillo.

A la Sra. Barkos le vendría bien leer a los clásicos, como al filósofo y estoico griego Zenón de Citio: “Tenemos dos orejas y una sola boca, justamente para oír más y hablar menos”. El esclavo romano y filósofo proveniente de la actual Turquía, Epicteto, también afirmaba que sólo tenemos una boca para que podamos observar y escuchar el doble de lo que hablamos y el historiador Plutarco nacido el año 45 d.C. defendió que para saber hablar es preciso saber escuchar.

Todas estas citas vienen a demostrar que tenemos una presidenta que se exhibe con la palabra pero esta no concuerda con los hechos. Y lo digo porque en días pasados ha afirmado en el Parlamento foral, con referencia a la disminución de clases de religión, que ella es partidaria de que los alumnos sigan teniendo las mismas horas de clase que se tenían hasta ahora. Ya tenemos el conflicto: Sus socios del ejecutivo opinan lo contrario y quieren cuanto antes disminuir o, mejor dicho, “lincharse” las clases de religión.

Es un puro postureo de Barkos, quiere quedar bien de cara a la galería, porque a la hora de votar le veremos entusiasmada afirmando lo contrario, es decir, la eliminación de las clases de religión en maridaje con sus socios independentistas. ¿Cómo va a ir en contra de sus socios? Son los que le mantienen y le dan vida, sobre todo Bildu que es el que manda y, claro, la presidenta a callar y a obedecer. Barkos es el monaguillo que cumple a rajatabla las órdenes del partido separatista de Alaiz. Ese partido que no condena los casi mil muertos producidos por ETA, ese partido que quiere arruinar Navarra, ese partido que se niega a realizar el AVE, ese partido que se niega a construir la segunda fase del canal, ese partido que daña la imagen de Navarra.

Así que ahora, a bombo y platillo anuncia que hay que mantener la religión en los colegios. ¡Qué cambio¡ Vamos a ver pronto a Barkos de catequista de su parroquia, de misa diaria leyendo las lecturas de la misa y pasando la canastilla para la colecta y va a ostentar pronto una segunda presidencia, esta vez de Caritas.

Le ha pasado como a San Pablo que criticaba y luchaba contra los cristianos y, de repente, se cae del caballo y comienza una vida nueva. Seguro que le vemos a Barkos en el Paseo Sarasate estos sanfermines repartiendo los regalos de la tómbola de Caritas.

Después de tres años de gobierno, se ha dado cuenta que todos los colegios deben tener sus profesores de religión para formar a los niños en un espíritu religioso. ¡Qué hipocresía¡ Todo por ganarse un puñado de votos y de estar dos días seguidos en los medios de comunicación afirmando que “Barkos apoya las clases de religión”.

Todo es pura fantasía y pone una vela a Dios y otra al diablo, porque reivindica el apoyo a la religión y por otro le niega el pan y la sal a la Universidad de Navarra quitándole las becas, negándole el apoyo sanitario a sus trabajadores en la clínica, negando el realizar el premio Príncipe de Viana en la abadía de Leire. Sin olvidar el daño que está haciendo a los centros concertados, negando el tener más de 25 alumnos en la ESO, negando abrir más aulas a pesar de la demanda de los padres, negando subvenciones a las asociaciones religiosas y así podríamos llenar estas páginas de negaciones.

Esta es la Sra. Barkos que habla mucho pero todo acaba en la anécdota, sin hechos, sin resultados. Palabrería, verborrea, postureo, cháchara, locuacidad, labia, charlatanería. Todo es paja sin un solo grano de trigo, porque obras son amores y no buenas razones.

Nada mejor que recordar al dictador Hitler: “Del mismo modo que de cien cabezas huecas no se hace un sabio, de cien cobardes no surge nunca una heroica decisión”, y finalizar con Cervantes: “Es de mala educación hablar con la cabeza vacía”.

Luis Landa El Busto

Licenciado en Ciencias Humanas y profesor

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