El pasado gobierno de Chivite ha sido un calco del de Sánchez, una franquicia suya. Los dos han sido Frankenstein, sin principios ni líneas rojas, mentirosos, han buscando no el interés general sino el de uno y otra y han pactado desvergonzadamente con Bildu. En las elecciones del 28 se decidía si Chivite con su Frankenstein y otros socialistas merecían seguir gobernando, no si lo merecía Sánchez. Sin embargo, la forma de gobernar de éste y el órdago de Bildu con los condenados por terrorismo en sus listas, les han pasado factura a los socialistas en las diferentes autonomías, pero no a Chivite, pese a haber gobernado ella como Sánchez (no ha perdido parlamentarios). En el resto de España, el rechazo al sanchismo ha hecho perder el gobierno a los de su partido. Abismal diferencia por partida doble, porque Bildu, tras su órdago indecente, ha sido premiado aquí con dos parlamentarios. Eso significa que el nacionalismo vasco más despiadado y dictatorial crece en Navarra. Pésima noticia. Y que mientras los votantes del resto de España se han indignado ante esa presencia repugnante en las listas y han castigado al sanchismo por pactar con ellos, los de Navarra no. Uno de los fundadores del PSN, Arbeloa, se quejaba en la prensa con razón de esa deriva del PSN. Cuando ETA mataba, se decía que parte de la sociedad vasca y navarra estaban moralmente enfermas por su apoyo o justificación de las atrocidades de ETA. Buena parte del espectro nacionalista y socialista navarro lo sigue estando. Vamos mal.
Chivite es una líder mediocre. Su principal proyecto político es ocupar el Sillón. Su gestión ha sido mediocre-mala. Dos muestras de las muchas que podrían darse: nos ha hecho pagar más impuestos que otros, pero no para mejorar la Sanidad y la Educación, que es lo que los progres dicen que les importa, sino para pagar cargos innecesarios en su gobierno, el más innecesariamente amplio y caro de toda la etapa democrática. Y su gestión de la Sanidad que en teoría les preocupa tanto, ha sido catastrófica. Y lo mismo: no se le ha hecho pagar la factura. Si hubiera gobernado la derecha, habría ardido Navarra con manifestaciones y protestas por el deterioro de la Sanidad. La derecha no sabe hacer eso. Pero los líderes políticos están para algo, y han de ser capaces de hacer llegar a la sociedad su visión de la realidad, en este caso sus críticas al gobierno del monstruoso Frankenstein, sus proyectos, sus propuestas para el futuro. Han de ser capaces de convencer y de ilusionar. Parece que bastante de esto ha fallado.
Están además los medios de comunicación, que también crean opinión. Los medios nacionalistas van derechos a lo suyo sin complejos ni concesiones, ¿Y los navarristas? Fijémonos en una muestra descorazonadora, también entre otras. Un periódico navarrista de centroderecha hizo entrevistas a los líderes de los partidos que se presentaban a las elecciones del 28 M y tenían representación en el Parlamento. El mismo formato: en todos los casos: foto grande del o de la líder de pie, y como fondo una pared y un suelo empapelados con hojas de ese periódico. Todos igual, también la de Bildu. ¿No es evidente que el mensaje implícito que se transmitió con ese “todos igual” fue: “Bildu es un partido igual que los demás”? ¿No fue ese mensaje otra forma de blanquear a Bildu? Si como creemos lo fue, fue algo que se ha repetido otras veces: los líderes de la derecha política o de opinión haciendo lo contrario de lo que piensan y quieren sus bases. Lamentable. Luego pasa lo que pasa en las votaciones y en la sociedad.
Rafael Berro
Catedrático de Filosofía