No seré yo quien desgrane la sinrazón de nuestro gobierno. Creo que a estas alturas ya es innecesario y todos sabemos qué es lo que hay, y a qué tendremos que atenernos en el futuro. Además, sobran voces tanto aquí como en el extranjero que se encargan de mostrarnos lo que la prensa del régimen nunca nos enseñará.
Esta vez, este artículo, quiero dirigírtelo a ti, que te dices de derecha aunque llegado el momento, presa del pánico ante la posibilidad de que te señalen al grito de «fascista!», terminas por tomar actitudes, decisiones y actuaciones que ni la propia Pasionaria tomaría. Ese ser de «derechas» que siempre tiene un amigo gay, conoce a un negro que es muy majo, y suele interactuar con un moro que es muy buena persona. Ese ser tan de «derechas» que hasta se muestra anticlerical cuando la conversación de barra de bar así lo precisa.
Ese tío que, de tan «derechas» que eres, terminas votando al PP. Al PP de los reinos de Taifas. De las galeskolas. Al PP de la España republicana. Al PP que cuando el gobierno actual pasa un apuro de los de verdad, siempre tiende un capote de última hora.
Ese ser de «derechas» que presa de su complejo «tolerante», dice oponerse a ETA y su mundo a la par que compra a ojos cerrados el relato sabiniano que nos hundió en estos sangrientos lodos, sin preocuparse si quiera de estudiarlo o simplemente conocerlo, regalando para Navarra un pasado histórico que nunca se dio, y que sólo fomentan y mantienen quienes verdaderamente se benefician de ello.
Y mira que a ellos, a los rojos sin distinción, pues como que les entiendo, porque todos y cada uno de ellos en sus respectivos sectores, lo hacen porque sacan rédito. Cobran. ¿Pero tú? Por descontado que eres libre de ser y parecer lo que te venga en gana, pero, por favor, deja esa cantinela de ser de «derechas» ante la galería, que luce tanto a ojos de terceros como afirmar que Michael Jackson sufría un enfermedad que le aclaraba la piel.
Y no te equivoques, tonto de los cojones, que si algún día gracias a tu cobardía las izquierdas logran el poder absoluto, tú por muy escondido que estés en tu ratonera, serás castigado en la misma medida que los que sí son de derechas. Pregunta si no en Venezuela, o Rusia. Ejemplos encontrarás a paladas.
Ni puedo ni quiero hablar en nombre de nadie más que en el mío propio, y es por ello, por las partes que me toca, que pese a ser de derecha no sé si tengo algún amigo gay, ya que la vida sexual de los demás me importa un higo, y sé darle el valor que realmente tiene: 0. Pese a ser de derecha, no me hace falta conocer a ningún negro para saber que es tan ser humano como yo. Pese a ser de derecha, nadie que le parta la cara a su mujer cada dos semanas por motivos sociales, culturales o religiosos, será para mí una buena persona. Sea moro, o no.
Te hablo de esa derecha que quiere que la educación de un niño la decidan sus padres y no un komisario polítiko. Esa derecha que no se avergüenza de su legado, costumbres y tradiciones, por muchos rojos que tenga al rededor. Esa derecha que, antes de hablar o escribir sobre un asunto, se preocupa primero de conocerlo, de intentar comprenderlo, y de conocer su origen hasta el día de hoy. Esa derecha que se prepara a conciencia porque su sentido del juicio, deber y saber así se lo exigen. Esa derecha que no dirá nunca que una carpeta roja es verde, por mucho que el resto de presentes así lo afirmen, sostengan o prediquen.
Esa derecha que me hace tan sangüesino como navarro y español, y que me obliga a reconocer ante todos que si por algo soy español, es por haber nacido en Sangüesa. Tierra de grandes hombres, villa principal del Reyno, y tan cristiana como española desde que aquél Ximeno escribía allá por el sXI eso de «Uereor enim ne sicuti tempore predecessorum regum Ispanorum, Uitiçani uidelicet et Ruderici, patres nostri traditihostibus nominis Chisti perierunt»
Así que, si tienes a bien y no es mucho pedir, sufre tus complejos en silencio, como las almorranas, y haz lo que hacemos los que sí somos de derecha, que no es otra cosa que dejar a los demás vivir en paz.
Algunos, lo agradeceremos.
Rogelio Taboada
«si de verdad lo conocieras, poco tanto hablarías de él…»