Vie. Abr 26th, 2024

Este año de 2018 será escenario de homenajes y recuerdos de un gran periodista y escritor navarro, que en sus dos apellidos llevó tal calificativo, y que nació y murió en su misma ciudad: Viana. Es Francisco Navarro Villoslada y Navarro Villoslada, repite primero y segundo apellidos, una figura señera del periodismo español y autor prolífico de libros de varios géneros, entre los que destaca el de la novela histórica. Nació en Viana el 9 de octubre de 1818 y murió en la misma ciudad, en su casa, el 29 de agosto de 1895. Viene al mundo Francisco en el seno del matrimonio formado por Manuel Navarro Villoslada y Fernández de Marañón y Mª del Pilar Navarro Villoslada y Sabando. Bautizado al día siguiente en la parroquia de san Pedro por su tío Juan José al igual que su padrino y también sacerdote, Félix, hermano de su madre. Don Manuel se encargaba de administrar fincas de mayorazgo y de obras pías relacionadas con la iglesia vianesa. Era un hombre en el que las gentes de Viana y su comarca confiaban y lo tenían por justo y competente. En el II Ensanche de la ciudad de Pamplona la calle le fue otorgada al escritor vianés el día 6 de marzo de 1936.

Cuenta don Francisco no sólo con calle en Pamplona, sino con un instituto que empezó femenino y ahora es como todos, mixto, situado en la calle Arcadio Mª Larraona. Pero quizá la obra más importante que la ciudad de Pamplona le ha dedicado ha sido el monumento en la calle de las Navas de Tolosa, diseñado y realizado por el arquitecto Muguruza y el escultor Coullaut Valera (escultor de Marchena nacido en 1876 y muerto en Madrid el 10 de agosto de 1932). Fue inaugurado el 26 de septiembre del año de la gripe, 1918, el del primer centenario de su muerte. Se situó en el Bosquecillo, en el arranque de los jardines de la Taconera. El busto sostenido en basamento pétreo está flanqueado por la idealizada figura de Amaya, nombre que da a la protagonista de su novela y que recoge el topónimo de sierra y pueblo de Burgos, y de García Jiménez el rey que sostiene el escudo de Navarra, como se puede comprender orlado con las cadenas de las Navas. Además de las autoridades presentes, estuvieron en la inauguración las hijas Blanca y Petra Navarro Villoslada.

Navarro Villoslada fue muy polifacético: a su labor periodística descomunal, añadió la de escritor, y a las dos, un carácter católico de vida y formación, además de ser un publicista de la fe, en el sentido estricto de publicista, que lógicamente poco tenía que ver con la publicidad comercial. En el campo político fue militante tradicionalista y estuvo cerca del pretendiente carlista al trono.

La familia en cuyo seno nace el mocete llamado Paquito es una familia típica Navarra, arraigada en su tierra y de firmes convicciones religiosas. Entre 1829 y 1836 vive en Santiago de Compostela con dos tíos canónigos Félix y Lucas, que eran atendidos por su hermana Antonina en tareas hogareñas y que servían en la seo de la tumba del mayor de los Zebedeo. Es precisamente en esta época gallega de su vida cuando aparecen sus primeros escritos periodísticos a los 12 años como La Mariposa luego Estudios y Ociosidades en colaboración con su amigo y compañero Félix Erenchun. Don Pedro Losada era su asesor censor de los escritos que aparecían en público de esta precoz pluma periodística. El seis de octubre de 1829 llega a Santiago y se examina de Latín, para probar su nivel, al igual que se hace ahora en la Escuela de Idiomas. El nivel de cultura demostrado le permite matricularse en la facultad de Filosofía de la Universidad de Santiago donde cursa estudios de la especialidad. En octubre de 1832, clausuradas las Universidades, se adscribe al Seminario de Santa Susana para continuar la Teología.

A partir de 1836, a causa del recrudecimiento de la guerra carlista, vuelve a su ciudad natal. Su tío Nazario había muerto en un combate cercano y curiosamente, este hecho le hizo proclive a la causa liberal en aquellos momentos. Por eso se alista en la Milicia Nacional, apoyada desde el Gobierno como remedio contra la insurrección carlista. En el año que acaba ésta en las provincias del norte, no así en el Maestrazgo levantino que perdura hasta 1940, se matricula en la Escuela de Telégrafos de Logroño en la que apenas dura un curso.

En 1940 está en Madrid estudiando Derecho y para financiar su estancia en la villa y corte empieza a colaborar en periódicos. No es la única ocupación rentable que tiene pues fue taquígrafo en el Congreso y una vez cerrado éste, fichó por La Gaceta de Madrid, el BOE, donde ganaba 1.000 reales. El éxito es impresionante: en 1846 dirigía cuatro publicaciones de la categoría de El Semanario Pintoresco Español, El Siglo Pintoresco donde trabaja entre 1845-47-, El Español – donde trabaja entre 1840 y 1860- y su suplemento cultural la Revista Literaria

Su boda en 1847 con Teresa Luna le trae más sosiego y orden que es aprovechado para una fecunda labor literaria: Escribe Dª Blanca, empieza Doña Urraca y dirigía El Español, diario fundado por Andrés Borrego, historiador y tacaño a la hora de pagar los servicios periodísticos de sus colaboradores. También llevaba la batuta de La España y El Regenerador. Sucesivamente su labor incansable de periodista le permite escribir también en El Espectador y en El Arpa del Creyente. Su esposa enferma pronto y se retira a los aires tranquilos de Vitoria. Tras dos años de separación debida a los trabajos ingentes, don Francisco se instala en Vitoria tras dimitir de Secretario de Gobierno de la Provincia que le confió Narváez, y se establece también él en la capital alavesa en mayo de 1850, un año antes de que muriese Teresa mientras pintaba un cuadro en presencia de su marido.

Desde 1853 hasta 1869 vuelve a una intensa labor periodística y política en Madrid. En este último año comienza una relación estrecha con el pretendiente don Carlos que dura hasta 1872 en los albores de la Guerra Carlista. La personalidad de Navarro Villoslada es polifacética, destacando sus contemporáneos el que era supercatólico, con un carácter noble, honrado y modesto, y sobre todo un trabajador incombustible, diríamos hoy. En la faceta política evoluciona desde las posiciones centristas del partido Moderado a las filas neocatólicas para pasar al carlismo donde fue secretario de Carlos VII. El ver de cerca los efectos de la revolución del 68 le hicieron derivar a posiciones neocatólicas y tradicionalistas. Su faceta literaria es muy polifacética y abundante, destacando sus novelas históricas Amaya o los vascos del siglo VIII, Doña Blanca de Navarra, Doña Urraca de Castilla, la biografía de San Alfonso María de Ligorio, Murió en su casa la Viana que le vio nacer, el 29 de agosto de 1905. Merece la pena el recuerdo y reconocimiento de esta figura navarra y española de primera magnitud.

Jesús Tanco Lerga

Doctor en Ciencias de la información por la UN

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