Vie. Abr 26th, 2024

Decía el poeta latino Horario: “La persona que está descontenta con lo suyo, halla bondades en lo ajeno” y el escritor Antonio Gala: “Al poder le ocurre como al nogal, impide crecer cualquier hierba bajo su sombra”. Y no les faltaba razón porque los dirigentes políticos no permiten que algunas autonomías puedan verse beneficiadas de derechos históricos.
Incluso columnistas y tertulianos, profanos en nuestra historia, se pasean por los medios de comunicación denunciando los fueros de Navarra y abogan, con el permiso de la UE, por una igualdad fiscal en todas las autonomías.
También Ciudadanos sigue abanderando la eliminación del régimen fiscal navarro y así lo manifiesta en sus declaraciones. Fran Hervías, secretario de organización del partido naranja, en su reciente paso por Pamplona, ante las insistentes preguntas de los reporteros sobre el régimen foral, tuvo que balancearse, en un acto de funambulismo, sobre un delicado alambre defendiendo su legalidad y la contraria.
Ante el fracaso en Navarra en las últimas elecciones, sus políticos ya no se expresan abiertamente, ni se atreven a hablar, como antes, de “privilegios forales” o “sobre leyes obsoletas que no tienen cabida en el siglos XXI”. Utilizan vaguedades como “excepciones de algunos territorios, revisión del Convenio Económico o adaptación al modelo común de la Unión Europea”.
Sin embargo, por muchos equilibrios circenses que hagan los dirigentes de Ciudadanos desean que el Convenio económico de Navarra desaparezca. Se escudan en Europa, ya que la UE prometió la armonización y la integración de Navarra en el sistema común para 2018, porque el estado de bienestar y los fondos de cohesión tienen que salir de la misma caja.
Albert Rivera reitera una y otra vez en sus manifestaciones la suspensión de las autonomías fiscales. Por eso, en el hipotético caso que Rajoy cediera ante tal pretensión, nuestros diputados y senadores en un acto conjunto deberían plantarse, oponerse y luchar por nuestro sistema fiscal. Si Ciudadanos desea tener representación parlamentaria en los próximos comicios autonómicos tendrá que variar su discurso, de lo contrario Navarra supondrá una espina en su garganta, y cuanto más proteste más se clavará en medio de la laringe.
El mismo aviso sirve para los abertzales, separatistas y nacionalistas que quieren incorporar Navarra a Euskadi, porque perderíamos fueros, autonomía y convenio económico.
Según el símil de Osasuna, ¿puede haber algún navarro que quiera pasar de vivir en un ático con vistas a la ciudadela, a hospedarse en un piso interior compartiendo cocina y baño con otros tres vecinos Guipúzcoa, Vizcaya y Álava?
Les sugiero que lean a José Cela en La familia de Pascual Duarte o a María Matute en La chusma que indican los remedios para desatascar la raspa clavada o mejor que repasen la Historia de nuestra comunidad, no la apócrifa de la Sra. Barkos.
Porque los fueros son un conjunto de leyes propias, civiles, administrativas, políticas y económicas que proceden de la Edad Media, cuando Navarra constituía un reino independiente con sus propias normas de gobierno. El fuero recoge por escrito las costumbres de los vecinos, por lo que es más antiguo que la monarquía. En Europa, los reyes dictaban las leyes a su pueblo; en Navarra, por el contrario, debían jurar el fuero antes de ser investidos. Estas normas fueron recogidas por el rey Teobaldo I, durante el siglo XIII, en el Fuero General y representaba como la constitución para los navarros.
Esta condición de reino se mantuvo con sus leyes propias hasta su modificación en 1841 con la Ley Paccionada, la Ley de Amejoramiento del Fuero de 1982 y la Constitución. A lo largo de los siglos se han querido eliminar estos derechos históricos, llámese Gamazada (1893), los ataques del centralismo de Madrid o de la Unión Europea. No obstante, gracias al principio de subsidiariedad: “Aquello que pueda realizar una entidad inferior no debe hacerlo la entidad superior”, nos garantiza que sigamos disfrutando del régimen fiscal.
Como un clamor, políticos, tertulianos, artículos en prensa y redes sociales manipulan la historia de nuestra tierra, porque desconocen que los fueros no son privilegios medievales ni reminiscencias del pasado, sino derechos adquiridos para gestionar nuestros propios recursos. Las demás comunidades autónomas deben abogar por conseguir el máximo de competencias, no eliminar las navarras para ser iguales en las cotas mínimas.
Por tanto, el sistema foral nos lleva a un pacto, a un consenso entre Navarra y el gobierno central, resolviendo los conflictos con lealtad y responsabilidad, dentro de la unidad de España. En la constitución del 78 se citan las comunidades con el nombre de autónomas, excepto Navarra que es Comunidad Foral y enraizada en los fueros.
Si las ideas políticas, a veces, nos separan, el sistema foral debe ser el símbolo de unión en defensa de nuestros derechos históricos. Basta ya de sueños y utopías.
Luis Landa El Busto, Licenciado en Ciencias Humanas y Profesor

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17 comentario sobre «Clamor contra el fuero de Navarra»
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